El efecto Decathlon
Seguro que a todos os ha pasado y este post no viene mƔs que a verbalizar vuestros sentimientos mƔs profundos. Bueno, si no os ha pasado, tambiƩn estƔis invitados a decirme que estoy loca y a dejar vuestras donaciones para que me busque un terapeuta (mental).
Llamo efecto Decathlon a los sentimientos que despierta en mĆ la visita a esta gran superficie de ropa y objetos deportivos. Estos sentimientos no se activan nada mĆ”s pasar la puerta, tampoco estoy tan loca, pero basta con que empiece a caminar por entre las estanterĆas del Decathlon para que se active la parte de mi cerebro que quiere hacer deporte.
DirĆ©is vosotros que es normal, pero no es tan normal cuando en alguna ocasión me he sentido tentada de adquirir unos crampones (sĆ, unos crampones para escalar montaƱas una persona que se tropieza andando por la acera). Voy pasando de un pasillo a otro y de pronto quiero ser ciclista y siempre he deseado tener un pulsómetro, o me apetece adentrarme en el mundo del fĆŗtbol sala y necesito comprarme las mejores playeras para ese deporte, despreciando las mĆas habituales.
Me vuelvo una experta en cƔmaras de aire y de pronto pienso que quiero ser tenista y comprarme una faldita para ser como Serena (o la otra) (no la de Gossip Girl), o bien retomar el aerobic donde lo dejƩ tantos aƱos atrƔs.
Al final salgo de la tienda con varias prendas y zapatos para hacer los deportes que hago habitualmente (correr detrÔs del autobús o fingir que nado por la calle de los lentos) y con un agujero en mi tarjeta de crédito de casi 50 euros, haga lo que haga.
Decidme que no estoy loca, decidme que vosotros tambiƩn os comprasteis un cuentapasos o un gorro de piscina con forma de culo de Shin Chan...
(Este efecto tambiƩn se da en mis visitas a Coronel Tapioca, pero son mƔs leves y algunas de las prendas se pueden usar en la vida diaria sin parecer una yonki).
Imagen | Freeride-jp
Debido a mi naturaleza y a mi posición geogrÔfica malevolosa, no hago entradas a tiendas devoradoras de recursos extraños a mi organismo ^^U
ResponderEliminarBien, espero que la gente te diga que no estas loca, porque entonces yo tambiĆ©n necesito terapeuta. Desde que descubrĆ este sĆntoma evito los sex-shops.
ResponderEliminarAquà en Euskadi hay veneración al deporte y los Decatlones con como templos religiosos.
ResponderEliminarPero a mĆ no me afecta. Sólo fui una vez al Decatlon de aquĆ, pa comprarme un kimono pa hacer Aikido. Y mientras paseaba por esos pasillos me entraban ganas de largarme de allĆ e... ¡¡¡ irme a beber cervezaaaa !!!
@ Black Hole, seguro que hay cerca de tu domicilio una tĆpica tienda de deportes de barrio, no creas que te libras
ResponderEliminar@ Jordi, supongo que a mĆ no me pasa porque no tengo imaginación suficiente pero todo serĆa probar :)
@ Juanjo ¿y no querĆas comprarte armaduras samurais, estrellas ninjas ni cosas de esas? Wow
A mĆ no me pasa. En el Decatlón. Cada vez que mi sensei se trae el catĆ”logo de los karategis y otras historias me pongo nervioso. Lo menos me puedo gastar 100 euros del tirón y eso que todavĆa no me ha dado por artes marciales con armas.
ResponderEliminar