Juventud, divino tesoro

Ayer empecƩ las clases de alemƔn. Mi profe es alemƔn de verdad (como las salchichas) y es de Frankfurt (como las salchichas tambiƩn). Es muy bonito aprender idiomas, excepto si llegas el primer dƭa a clases sin saber nada de nada y te enchufas una clase en alemƔn, que (yo no sƩ vosotros) el discurso mƔs largo que he oƭdo en ese idioma salƭa de la boca de un hombrecillo que hacƭa visitas guiadas a hornos crematorios POR DENTRO.


Lassie estƔ triste porque querƭa ser un pastor alemƔn.
El alemƔn estƔ de moda


La clase estuvo graciosa. AprendĆ­ a preguntar ¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? y a decir cosas Ćŗtiles como metro cuadrado y asesinato (quĆ© pasa? es lo bonito de la memoria selectiva). La patchiaventura vino cuando se me sentó al lado una chiquilla y me preguntó que quĆ© estudiaba. Ya por inercia le dije que periodismo, y ella me dijo que estudiaba lo mismo. Pues bien, le preguntĆ© que en quĆ© curso estaba y me dijo que en segundo, pero que si querĆ­a me pasaba los apuntes. Por lo menos me animĆ©, que llevo una temporada que no hago mĆ”s que verme cientos de canas en mi abundante cabellera.

En fin. Os cometo que el lunes vuelve a salir el programa concurso, que sĆ­, que soy la de la camiseta de Chewacca y que se aceptan donativos para los juegos de PSP que me tengo que comprar.

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