La importancia de lavarse la alilla



Leo esta noticia (siempre quise empezar un artículo asín) que dice que una mujer iraní pide el divorcio porque su marido no se ducha. Y empiezo a temblar. Porque, con la llegada del buen tiempo (no sé cómo serÔ por ahí, pero en Madrid hace tiempo de verano), la gente empieza a oler. MÔs concretamente, a tigre y a dragón. Y es un asquito cuando vas en transporte público y tu nariz pilla justo por debajo de la mayoría de las axilas de la región.

Esta mujer decĆ­a que se avergonzaba de su marido porque olĆ­a tan mal "que hasta sus hijos y sus amigos le detestaban". Eso sĆ­ que es oler mal. ImagĆ­nate, alguien que huela tan mal que le odien sus propios hijos,es como el gordo de Austin Powers, el de "me doy asco a mĆ­ mismo".

Luego el tema de las duchas es un tema delicado, claro... Ducha o baño? O sauna? Ducha solo o en compañía? (no os pongÔis a mirar para otro lado, que fijo que os habéis duchado acompañados alguna vez sin ninguna intención sexual). Y luego estÔ el temita japonés, que no lo entiendo mu bien, pero según las series que veo de allí, se bañan los hijos con los padres... Hasta que son mayores, vaya.

No tengo rima y son las dos de la maƱana.
Vótame, que tengo la encefalograma plana.

(Fatal, fatal, vaya truƱaco de rima, lo hacƩis mejor vosotros en los comments, ademƔs son en serio las dos de la maƱana).

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