Yo, mi pelo perfecto y el Manzanares "happy in the morning"
Vamos a ver, sĆ© que ya empezĆ”is a estar hartos de mis anĆ©cdotas de mis idas y venidas del curro, pero es que soy limitada (limitadĆsima) y, os lo juro, hago mĆ”s cosas con mi vida ademĆ”s de trabajar, pero es que las cosas mĆ”s chulas me pasan en los desplazamientos. Pues resulta que iba yo toda tranqui por la maƱana, me espero mi autobĆŗs (con excepticismo, he salido justita de casa y como hasta ahora he ido por la tarde al curro no sabĆa cómo podĆa estar el trĆ”fico), me subo detrĆ”s de una viejuna, pobrecita, quiĆ©n le manda levantarse a esas horas, si aĆŗn era de noche y el Manzanares estaba a medio descongelar (desde mi parada de bus se ve el rĆo).
Me siento en uno de esos puestos que podrĆamos denominar "autistas", en los que no tienes que llevar a nadie al lado que te pida que te levantes en tu parada y que no te impida ver el paisaje si tĆŗ lo deseas asĆ. Pues se sienta detrĆ”s de mĆ un hombrecillo de una manera extraƱĆsima: primero me da un coscorrón con su propia cabeza y luego se queda media hora oliĆ©ndome el pelo. TendrĆ” cara? SerĆ” cacho de degenerao? Pero bueno, que me quita los aromas a hierbas suizas de mi suavizante. Y claro, yo no puedo entrar a trabajar con mi pelo perfecto...
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