Los bolis de diez colores: ese mito
Yo aprendĆ a escribir en boli azul. A los que mejor escribĆamos, nos dejaban pasar del lĆ”piz al boli. Y cuando escribĆas chupi, te daban el boli rojo en el cole (en mi cole nos daban-pagaban-nuestros-padres el material escolar). Eso era el no-va-mĆ”s en 3Āŗ de EGB. Pero ¡ay! amigos, el tiempo no pasaba en balde. Y llegó cuarto. Y descubrĆ (tachĆ”n, tachĆ”n) el autĆ©ntico: el boli de diez colores.
Lo malo es que siempre se acababan primero los colores chulos (claro estĆ”, si no se te perdĆa antes el boli) y acababas con un precioso (y super ancho, vaya tamaƱo incómodo para segĆŗn quĆ© cosas) boli que sólo tenĆa marrón y amarillo, porque habĆan ido cayendo en combate el lila, el rosa, el naranja (¿quĆ© querĆ©is? Soy una chica). Ahora me consta que los venden en las tiendas de todo a cien (perdón: de todo a sesenta) y no son muy caros. Os confesarĆ© una cosa: me consta porque yo misma en tercero de carrera me comprĆ© uno. Y molan mil.
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