Despacito y buena letra


Si vuestras pesadillas infantiles tuvieran forma de papel, seguro que tenĆ­a las tapas verdes, de cartulina guarrera. Y lĆ­neas paralelas para que os salieran las letras derechitas.

A mí los cuadernos de caligrafía siempre me han parecido alienantes. Porque vale que escribir frases es bonito, pero es que escribir la misma frase quicientas veces, era un horror. Y no me miréis así, porque seguro que hacíais como yo: escribir la misma palabra las quince veces para pasar a la siguiente palabra, en plan (léase con letras redonditas): Mi Mi Mi Mi Mi Mi mamÔ mamÔ mamÔ mamÔ mamÔ mamÔ me me me me me me me me me mima mima mima mima mima mima mima mima mima mima. Y claro, así no mejora su letra ni Perry (enlace dedicado a David: tú y yo sabemos que este es el único Luke que vale la pena, nene).

Pero mis favoritos eran los primeros, en los que ademƔs de escribir frases edificantes, podƭas dibujar, hacer series de dibujar soles felices o hacer las almenas de un castillo (yo no soy pedagoga, no me preguntƩis por quƩ).

Por supuesto, nuestra educación estaba en buenas manos. Estaba en unas manos tan buenas, que incluso te podían enseñar a coger el boli perfectamente--->

O la goma. O las dos cosas. ¿AsĆ­ quiĆ©n es el que hacĆ­a mal la letra? En fin, que el que escriba mal, es por que quiere.

Por cierto, para los que tengÔis niños a los que adoctrinar, que sepÔis que se siguen fabricando, que ya hacen los cuadernillos en colores (no en cartulina verde), y que la información la tenéis en www.rubio.net

MÔs cosas. Agradecimientos, a Rocío porque me ha mandado un mail chulísimo con material (ejemplo, la primera foto que veis aquí) que tiene miles de ideas para posts futuros. A la Chef Geller y a su sopa gratinada. Simplemente guay. Y a los demÔs (no os pongo los nombres, que no sé si queréis salir en los papeles). Y a los que habéis venido a la obra (este es el último fin de semana, ponéos las pilas, que se acaba ya).

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