Grandes guarreridas de ayer y hoy
Estoy escribiendo (en mis cosillas privadas) un par de historias un poco escatológicas (no escatológicas en el sentido de quĆ© nos espera tras la muerte, sino de esas que tienen que ver con fluidos corporales) y con un poco de Ć”nimo de RocĆo, que estĆ” en todo (gracias, maja), he decidido hablaros de las grandes guarreridas de ayer y hoy. AllĆ” voy.
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GRANDES GUARRERIDAS DE AYER Y HOY
La primera guarrerida de la que quiero hablaros es el Blandi Blub. Ese moco viscoso, apestoso y guarroso que todos nos pedimos el verano del 86 por las buenas (o malas) notas. Las madres intentaron posponer lo mĆ”ximo posible la adquisición del moco en cuestión, pero quien mĆ”s y quien menos tenĆa una abuela que se lo proporcionaba. Su principal caracterĆstica era que era asqueroso, pero ni siquiera podĆas hacer figuritas con Ć©l como con la plastilina.
La segunda guarrerida son los chicles de chocolate. Fue cuando Boomer sacó toda esa fantasĆa de sabores, entre ellos el chicle de natillas y el de mandarina. El de chocolate era toda una herejĆa a la tradición chocolatera mĆ”s castiza. Era simplemente vomitivo.
En tercer lugar quiero nominar al CocolĆn pedetes. Yo tenĆa un ejemplar en mi casa (mi hermana tenĆa un concepto muy amplio de lo que significa "un muƱeco para jugar a mamĆ”s y a papĆ”s"). La gracia del muƱeco era que llevaba una pera unida a su cuerpo por medio de una manguera, y que cuando espachurrabas la pera con las manos, el muƱeco levantaba un adminĆculo que llevaba en el trasero y sonaba como una ventosidad. En fin, un asco sólo superado por los muƱecos que vomitan que han sacado este aƱo.
Por Ćŗltimo, pero no menos importante, las croquetas. Y no, no he probado las de tu abuela. Y sĆ, sĆ© que estĆ”n buenas. Pero no pienso acercarme a ellas, ¿acaso tĆŗ comerĆas Blandi blub?
La segunda guarrerida son los chicles de chocolate. Fue cuando Boomer sacó toda esa fantasĆa de sabores, entre ellos el chicle de natillas y el de mandarina. El de chocolate era toda una herejĆa a la tradición chocolatera mĆ”s castiza. Era simplemente vomitivo.
En tercer lugar quiero nominar al CocolĆn pedetes. Yo tenĆa un ejemplar en mi casa (mi hermana tenĆa un concepto muy amplio de lo que significa "un muƱeco para jugar a mamĆ”s y a papĆ”s"). La gracia del muƱeco era que llevaba una pera unida a su cuerpo por medio de una manguera, y que cuando espachurrabas la pera con las manos, el muƱeco levantaba un adminĆculo que llevaba en el trasero y sonaba como una ventosidad. En fin, un asco sólo superado por los muƱecos que vomitan que han sacado este aƱo.
Por Ćŗltimo, pero no menos importante, las croquetas. Y no, no he probado las de tu abuela. Y sĆ, sĆ© que estĆ”n buenas. Pero no pienso acercarme a ellas, ¿acaso tĆŗ comerĆas Blandi blub?
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