Calendarios de ayer y hoy

Este mes sale en mi calendario Leo. No, no es que tenga el calendario de la Superpop ni nada, son sólo esas circunstancias de la vida que hacen que por ejemplo, el mes pasado tuviera a Nicole y el mes que viene tenga a una guarrila (calendarios eclécticos, que los llaman).

Los calendarios te pueden asaltar en cualquier formato, desde en tamaño bolsillo hasta el tamaño gigante, para empapelar un muro. Lo malo de los de bolsillo es que en enero tienes miles, recopilados de las mÔs diversas maneras: en el metro, en las papelerías, en cartas que llegan dirigidas a tu nombre (de la óptica, casi siempre) o te los entoligan por la calle sin miramientos.

Pero un capítulo aparte lo merecen las fotos. Hay imÔgenes de todo tipo: desde los cómics verduscones elementales, hasta el típico mapa de metro (al que, por supuesto, le faltan líneas). Y todo pasando por todos los modelos: mapas de carreteras, escenas bucólicas, cachorritos, hojas de marihuana, la cara del Che (la omnipresente cara del Che, muy revolucionario, como dicen las Yenis), o las de buenorr@s en distintas posturas, con mÔs o menos ropa...

Los calendarios nos vienen durando un aƱo, pero la verdad es que en llegando estas fechas (por quƩ cada vez que escribo "estas fechas" no puedo evitar escribir "tan entraƱables") ya se nos han perdido, han muerto pintarrajeados o han sido usados para otros menesteres.

Luego estƔ el tema de para quƩ los usas. Hay quien los usa como agenda, pero si son pequeƱos no se lee, como mucho un gurruƱo con forma de letra. O quien dibuja un cƭrculo, para luego no acordarse de quƩ significaba. Y si encima vives solo (vƩase caso yo en Italia), siempre hay una horda de "amigos" que intentan acabar de guarrearte el calendario.

¿Y todo esto por quĆ©? Porque me han guindado el calendario de la mesa de trabajo. Y eso que era feĆ­simo, de un vidente que llevaba un traje naranja (como el del factor Pilgrim) que daba mucho miedo y leĆ­a el futuro en la clara del huevo* (no preguntĆ©is). Pues eso, que para dos dĆ­as de curro que me faltan, podĆ­an devolvĆ©rmelo. Oye tĆŗ, sĆ­ tĆŗ. Me he quedado con tu cara. Si sabes donde estĆ” mi calendario dĆ”melo, si no quieres que use mis patchipoderes en contra tuya.



* Ayer cuando iba caminando por la calle, un pelocenicero me lanzó un huevo desde un coche. Me puso perdida. Ya estÔ bien de abusar de los mÔs pequeños.

Por cierto, el calendario que os he puesto es una muestra de que cualquier tema puede ser calendarizable. Estad atentos, porque no sabƩis el dƭa ni la hora en que seƔis convertidos en calendarios.

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